El secreto de la exégesis Bíblica, del período de su escritura, y de su valor incluso teosófico desde una perspectiva antro-arqueo-paleontológica

La Biblia evidentemente está escrita de acuerdo a la exégesis ya conocida: basada en la gematria. Deuteronomio 8 y San Jeremías 8 son el anverso y el reverso del mismo evento antropológico, arqueológico, paleontológico e histórico, del mismo modo que Levitico y San Lucas tratan sobre la misma figura del Samaritano y los habitantes de Samaria: los esenios debieron haber conquistado la figura del matrimonio monogámico, y quienes sobrevivieron al cisma del estado antiguo y el esoterismo mundial, deben haber dividido los sexos, dividirse a sí mismos entre samaritanos y ascetas de monasterios, para encontrarse progresivamente hoy. Es decir: que en términos internacionales, y no solo de la cultura hebrea, esto significa la división entre el ascetismo y el secularismo, como táctica, para la supervivencia, ante el eslabón más débil esa época, que fue Palestina, es decir, la quema del Templo de Jerusalén por parte del Imperio Romano en el inicio de su período de decadencia (igual que Cartago, igual que Medina). Para ser más precisos: una monogamia basada en estructuras complejas, y una monogamia en estructuras simples. Una monogamia basada en el entrecruzamiento exogámico de distintas familias de bandas, clanes y extendidas, y el entrecruzamiento también exogámico, pero con estructuras simples. Este es el meollo de la antigüedad, pero además, es el meollo de la lectura científica, racional y antropológica, de textos y bricolages en general. Ahora, la destrucción y el logro de las riquezas por parte de la colonización de un pueblo sobre otro en Deuteronomio, es el reverso o anverso exacto del padecimiento del pueblo que sufre la colonización de un pueblo por otro en San Jeremías. Actos es el preludio, pero que también explica, precisamente, una conversión no-lograda de personas no-judías. El único evento que no aparece en el Nuevo Testamento, es la destrucción del Viejo Testamento, y viceversa. Ahora, esto habla de no la sociedad bárbara, sino de la disolución de la barbarie por el estado y como este cisma, no es el cisma del estado exactamente, sino producido por la sociedad de castas en el sentido de Levi Strauss. De hecho la Biblia inicia con un mito fundacional como el Génesis, que además de trágico, representa la disolución de precisamente la convivencia que se debió haber vivido en ese momento. Este es el secreto que ni los ancianos o “elders” o protectores mismos de la Torah, del Tanak, tanto escrita como oral, ni siquiera saben hoy en día sobre sus propios textos y artefactos o cultura material. Esto también prueba que no proviene del monoteísmo el tema conflictivo e incluso el drama, planteado aquí, bíblicamente: recordemos que el judaísmo viene del politeísmo (yahwismo), incluso, las tradiciones hebreas, pero como monolatrismo, tal y como las tradiciones dármicas, tal y como Sibú, tal y como el Popol Vuh, tal y como el no-teísmo, tal y como el politeísmo, y tal y como incluso, la teología negativa o la nada, que es Yahwé; es decir: teología negativa pura, sin materia, sin símbolos, sin genes, sin pigmentos, sin representación. Ahora, esto también habla de lecturas posibles ya más arqueológicas y paleontológicas, que antropológicas: la escisión de la que habla la Biblia no puede ser la salida de la animalidad hacia la humanidad, redimiéndose a sí misma como especie, por un asunto meramente histórico, antro-arqueo-paleontológico, pero significa, que hay una curva cualitativa de la salida de la animalidad primero (alianza), de creación de la agricultura y la revolución de las economías de palacio y urbanas (neolítico), donde estas figuras, hombres y mujeres, alrededor de las festividades agrícolas y paganas, lograron salvarnos en todo sentido, especialmente de morir como especie. Esta es la problemática precisamente de los sexos: ¿porqué? Por el útero, el cual en sociedades pastorales, nómadas y de bandas y clanes, especialmente, que escribían estos textos y estos símbolos, y esta cultura material, tenía predominio el útero. Además está el tema, de la distribución o producción (Marx) que trata sobre el flujo del excedente, a partir de relaciones o estructuras simples y complejas como las tratadas en los Cuadernos Etnológicos. Es decir, las reglas antropológicas de filiación y parentesco, determinando la distribución de quién le toca a quién el plusproducto (desde la economía de regalo hasta el trueque, pasando por cualquier tipo de repartición totémica -es decir, el clan de las plantas, el camino, la lluvia, el animal de tal tipo, etc-), a partir de ese conflicto entre la monogamia y la poligamia, o entre la monogamia extendida y compleja, y la monogamia simple, en conjunto con la figura anacoreta y cenobita estudiada por el último Barthes, que significaría, precisamente, no solo el porqué de la universalidad de las relaciones tribales (¿porqué en todos los pueblos hay tribus y relaciones basadas en relaciones genealógicas y de parentesco, ya no solo filiación? ¿Porqué todas las teogonías? ¿Porqué todas las cosmogonías? Hesíodo, que sería no exactamente mitológico por ser autor y testigo de los eventos, o la mitología africana, o los sujetos-otros de las Islas de Pascua y Kon Tiki Gemini -recordemos: Israel, Bulgaria, Costa Rica, etc-), sino el porque de la división de los sexos, y la problemática del sexo, para sociedades pastorales, nómadas y de bandas/clanes, en su intento por escribir en sentido amplio (tanto con texto como esculturas, jeroglíficos, y demás), saliendo de la animalidad hacia la humanidad (desde el australopitecus y la problemática neandertal, hasta el homo habilis del Plioceno, o el Plioceno temprano cuando menos, como área de la edad de piedra hacia la primera casta). Es decir: construyendo riquezas en el mundo (Deuteronomio, por ejemplo, para poner el ejemplo más trillado, que es la Biblia), como la salida de la animalidad misma, como una construcción de una relación mundana, real y natural, con esta expresión de algo además de corpóreo y vivo, también ausente y “sin rostro” como la nada misma. La adoración de algo más grande que uno mismo incluso en términos de animismo (la volición incluso de las cosas inertes en la inexistencia de un sistema inercial, tal y como se lo criticó Galileo a Newton, es decir, el movimientos de los astros, la volición del metano del Sol, la volición de lo químico, de lo biológico, de lo autopoiético): tanto en América como en Europa, como en África; es decir: la naturaleza misma, como un ser vivo más grande que nosotros y al que nadie puede mandar ni sobre el cual nadie puede hablar en su nombre, que es idénticamente la nada y el todo. Arqueológicamente y paleontológicamente, esto quiere decir: la búsqueda de cultura material de la reproducción, y no solo de la producción. Ahora, esto y no otra cosa, es lo que vemos en los códices, en las teogonías, en las pirámides y jeroglíficos, y en las piedras estrelladas de Somalia; en las estatuas de piedra, en Nasca, en los rastos de los microorganismo en el fondo marino (terreno inexplorado desde la paleontología, especialmente en términos de reproducción -por lo general la zoología y la etología han estudiado organismos unicelulares y multicelulares desde el punto de vista también de sus necesidades metabólicas; por ejemplo: el desarrollo del ojo y la nariz, siendo el ojo el órgano más complejo, pero siendo los receptores olfativos y no los visuales de fotones, los más complejos aún en términos de receptores al menos; ¿región intermedia y Pangea? ¿Cómo se juega a la estrategia y la protociencia del animal-humano en un escenario tal y como el de Pangea y las posibles hipótesis que puedan existir al respecto?). El gran secreto es la estrategia de las figuras del 25 de diciembre: el ocultamiento de la muerte de Jesús, o la muerte de Sócrates, o la muerte de Buda, o la muerte de Mahoma, detrás de su nombre, que además quiere decir, la supervivencia de un mito, pero también algo mucho menos discursivo: una táctica con un fin estratégico para la especie. ¿Se dan cuenta de que el Buda no tiene nombre, tal y como Jesús en Palestina o en Japón en el Shinto, o que Mahoma sigue una línea de descendencia así como los budas, los brahmanes, los lamas, etc? ¿Se dan cuenta de que Vishnu se metamorfosea por todas partes y en toda figura que desee? ¿Se dan cuenta de que la ciencia es coincidente con la fe, del mismo modo que el jainismo indio habla de lo no-creación del mundo por su infinidad, y casi cualquier religión se supone que habla de la creación del mundo por su divinidad? ¿No comparten Sibú y la creación u origen judeocristiano el hecho de tener un inicio, en vez de existir desde siempre increados? ¿No es un punto en común, ya no solo entre oeste y este, sino entre sur y norte?). Es decir: no es solo Palestina o Israel, para ser neutrales, por favor. Se trata de un fenómeno sin difusionismo (y mucho menos egiptólogo, que es ya obsoleto hace más de 125 años aproximadamente, lo cual estar recalcando a estas alturas del siglo XXI, es imperativo que deje de suceder, y seguir atrasándose, y arrastrando semejante discusión), lo cual nos hace volver a la monogamia. También tenemos que incluir el pirronismo de Alejandria o la charvaka o el sacrilegio, mas no la infidelidad ni la blasfemia (recordando que en la doctrina de Juan 23 del Concilio Vaticano II, se protege todos los círculos externos al monoteísmo, que es el círculo central nada más, y que en la franja extrema se encuentra no la ilegalidad, ni la blasfemia, ni la infidelidad). No empieza en un centro la problemática incluso monoteísta, precisamente porque Hegel está equivocado, y la unidad no es ni siquiera medianamente asiática, sino realmente proveniente de África? (Shango y Thor, por ejemplo, deidades del trueno en África y Europa respectivamente, por un choque en el noreste de África alrededor de la primera o segunda migración afuera de África, en el choque con los eslavos que son ellos mismos venidos del norte) sino que empieza de modo múltiple espacial y temporalmente: empieza donde empieza la salida de la animalidad/salvajismo, es decir, donde sea que haya relaciones de barbarie temprana, media o tardía (en sentido cualitativo), es decir, mejor aún, con Coquery Vitrovich, donde empiece la alianza (lo cual nos hace salir del marxismo ortodoxo y encontrarnos con los hallazgos recientes de la ciencia), y donde sea que empiecen las sociedades de castas. ¿Porqué sociedades de castas en vez de sociedades de clases simple y llanamente? Por las sociedad de clases. Es decir: Godelier.

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