el imperialismo no existe [actualizado]
Introducción
Hay un aspecto formal muy agudo en mis textos, que tiene que ver con el estilo y la forma, sin que sean lo mismo. No porque agregue un elemento estético en absoluto, sino por el zeitgeist, que no es lo mismo que la coyuntura, ni tampoco es lo mismo que la era, en términos del momento hegeliano presente, la coyuntura de las formaciones socio-económicas, y los modos de producción. Resulta que la historia se mueve y se actualiza. La ley del valor-trabajo cambia. No es una sustancia aristotélica permanente, subyacente a una apariencia cambiante y caótica, lo cual es idealista hasta la médula, sino una ley del valor-trabajo (Ricardo, Mill, Marx, blablaba). Es mi consideración pública y abierta o explícita, que no existe tal cosa como el marxismo, de boca de Marx, no de quienes dicen escribir o decir lo que dice Marx (como yo mismo, precisamente).
Es mi consideración como ciudadano del mundo (Zea), que Korsch tiene razón, y que Morrow tiene aún más razón al haberse retirado completamente de la política, y de la 4 internacional (más sospechoso aún el robo descarado de Trotsky sobre las políticas de Myasnikov, y luego el cambio de parecer acerca de la política china y lo que Trotsky pasó predicando en su supuestamente heroica huida a través de Europa y América: el Frente Popular en China, y la ultraizquierda luego de su huida y la muerte de Lenin). Es decir, que se necesita salir de una buena vez ya no solo del siglo XIX, sino del siglo XX. Marx y Engels solo serán los primeros entre muchos otros, no los últimos. ¿No es esta la verdadera, ya no nostalgia, sino melancolía de izquierda?
En fin, vivimos un período de transición manierista, no rococó, y no para nada en el sentido de Lukács, como si viviéramos en un esquema schumpeteriano de etapas cuadradas como un esquemita teórico de Bannon (Alt-Right), sino como Arnold Hauser: es decir, empezando desde la forma, porque la forma es esencial también. Empezando por ella, desde la cultura, y para salir al fin de la culturología, vivimos una transición hacia un barroco tanto pesimista como, porqué no, épico (en el sentido del género literario, tanto en el sentido de Frankfurt, como en el sentido precisamente literario, y sin connotaciones de otro tipo que no sean las estrictamente científicas dentro de lo posible de la poética y la literatura). ¿Cuál es el contenido de esto, en su forma también, tal y como la producción y las relaciones de producción (que son las verdaderas fuerzas productivas), además de la reproducción, tienen su forma? Pues un cambio posible de vía inglesa y de modo de producción, o el llamado “tecnofeudalismo”, que significa, en mi opinión, el retorno de la sociedad disciplinaria y la ingeniería social, pero esta vez mucho peor, como oferentes de las necesidades en el mercado, y no como un mercado que expanda la educación, la salud, la vivienda, la comida, el trabajo y la paz.
El imperialismo no existe. Lo que existe es el nacimiento de la multipolaridad. Harvey tiene razón. ¿En qué sentido? Económico. ¿Es todo la economía? No, es solo una expresión. ¿Pero es marxista? No, no hay base. Lo que existe es el dominio del yuan, lo que existe es un mundo. ¿En qué sentido? Grados insalvables de acumulación originaria y vía prusiana. Es Marx el que estuvo completamente errado, por su milenarismo (La Marca de Engels y el apocalipsis, por ejemplo: el primer científico en comprobar las lecturas en tiempo invertido de las sectas judías confirmada hasta el siglo XXI por la ciencia y los rollos del Mar Muerto, es precisamente Friedrich Engels). ¿A qué voy a todo esto? El marxismo mismo no existe, primero que nada (“Entonces yo no soy marxista”), lo que tiene que hacer es desaparecer de modo transitorio hacia la causa ausente misma de las ciencias, no solo las sociohistóricas. Sin sustancia, al menos no como contenido, sino como exposición. ¿A qué voy? A que empíricamente y ya no más materialistamente, nunca existió un hegemón del imperialismo, y mucho menos ahora. Lso flujos de valor, y no simplemente de montos obtusos, como dice Roberts diletantemente (unas veces tasa de ganancia y otras montos absolutos, decidiéndolo políticamente), no son soportados por los datos cuantitativos ni la magnitud empírica. ¿Qué existe entonces si no existe la utopía? Personas ordinarias, en una situación extraordinaria. Es decir: el debate ha sido ganado democráticamente incluso por internet, es imposible eliminar el fascismo, porque es humano. Se actualiza entonces la caracterización del fascismo: es producto solo de la competencia, y no del exceso de acumulación. Se actualiza y resulta ser incluso un fenómeno humano y sociológico-histórico, provocado no por la izquierda (ya que en la república de Weimar, ya comprobado por Banaji, votaron todos los trabajadores e incluso pequeño-burgueses, por el socialdemócrata), ni por el pseudomarxismo, sino llanamente por la competencia. Y aún en una sociedad horizontal y absolutamente desastrosa como una asamblea permanente por internet que solo los representantes autonombrados por nadie podrían sostener, volviendo burocrática su horizontalidad misma (Guerin y Gramsci), existiría aún la posibilidad del fenómeno fascista del siglo XX, que el mismo Duguin está intentado superar. Hay que rescatar de las fauces del ultraizquierdismo que no existe, porque no tiene nombre ideológico, al aporte de Marx e incluso, porqué no, para el anarquismo de mercado mismo ligado al Instituto Von Mises, al aporte de la filosofía política estrictamente hablando, de Bakunin. Es decir, salgamos tanto de Marx como de Bakunin, como sociedad, transicionando y transparentemente difuminándose en términos de un nuevo zeitgeist. ¿Cuál sería el límite? Nunca la violencia, siempre a través de los Tribunales Electorales de cada nación. No tienen que olvidar la rosa roja, no tienen que olvidar ni dios ni maestro, pero si el modelo exponencial es correcto, y si en verdad no existe más que multipolaridad y ha defenecido el eufímístico y espantoso término del imperialismo eurocéntrico, el cual evidentemente ya ha dejado de existir (con sus secuelas históricas predominantes, en términos de formaciones socio-económicas), podrían existir sin angustia del poder mismo, como acción directa real, es decir, a través de la legalidad: sin insurrecionalismo, sin individualismo, e incluso sin colectivismo más o menos, sino completamente mutualistas, federalistas, y todo el anarquismo mismo (aunque yo prefiero el autarquismo, como ideología), podría a través del TSE, ya tener sus representantes no partidistas, aunque así sea nominalmente, pero colectivos. Por sí mismo, esto significaría que todos tenemos como enemigo principal, no a la izquierda, sino al sectario interno. Recordemos que los novatore han sido probados no tod@s como nada sospechoso en lo más mínimo, pero sí históricamente los textos(¡!!!), para no tener que verse mareados precisamente por una influencia que no sea tu propia decisión. Esto es la fundamentación de los derechos negativos mismos, incluso en el sentido de Strauss (quien no propone los positivos o negativos necesariamente, sino simplemente su puesta sobre la mesa), como antecedente de la fundamentación de los derechos individuales alrededor de todo modelo político ya no solo americano, sino africano, asiático y demás, en el sentido estrictamente y absolutamente apegado a las tradiciones tanto conservadoras como ligeramente modernas, de la totalidad del planeta. Es decir, emular al Este, porque ellos son los que saben mejor del dhimmi, es decir, la defensa de todo tipo de ciudadano y etnia, judío, budista o musulmán, cosa que para ell@s es normal y común, y solo se piensa de modo morboso aquí en occidente: regiones judías con sinagogas en países musulmanes o budistas, países musulmanes o budistas, que son constitucionales, es decir, simplemente, con buena fe sartreana. Se los juro, hermanos y hermanas árabes o asiáticas o persas: el modelo occidental en verdad que no es necesariamente el mejor para nada… se los juro, que el Plan 3030 es una belleza mundial, una esperanza para el planeta, y específicamente y de todo el planeta, para el “Tercer Mundo”. Nunca caigamos en otra primavera, que se convierte indefectiblemente en invierno. ¿Es esto marxismo? ¿Es esto anarquismo? No lo es. ¿Pero es la explicación marxista? ¿Es la explicación anarquista? Por supuesto que sí: la política es la expresión de la economía. Es decir, quien no entienda, que escriba abiertamente y públicamente, no de modo cobarde y traicionero, a través de los cielos, sino en mi propio blog de marxparaelsiglo.blogpost.com, donde es sabido y consabido que todos podrían replicar, y a quienes individualmente o en general, los he invitado a demostrarlo epistémicamente y ya no con una pobre doxa pseudoacadémica donde por supuesto, del mismo modo, abro las puertas de este blog mismo de Solo Opiniones, para las otras tendencias del país: derecha, conservadores, liberales, reformistas, etc. Que sirva de plataformismo de nuevo tipo (es decir, de debate, no de promoción ingenua) este blog en particular, pero nunca más el de marxismo: eso se lo dejaremos, a quienes no quieren la política, solo su talón de Aquiles, y presumen de ser políticos sin saber que es la expresión de la economía, las leyes económicas de movimiento, y demás que debemos rescatar los verdaderos marxistas (¡nunca los imprescindibles!), de las fauces de este carrerismo patético.
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