Relaciones internacionales y empresariales
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Las coordenadas de los contratistas y
subsidiarias en términos de productividad, y además en términos de conexiones
de acciones, pero además, de los flujos de valor de los dividendos mismos y las
ofertas de bolsas de valores, solo pueden ser entendidas desde la totalidad de
las variables e intereses que unan a esos contratistas y subsidiarias. Es
decir, asumir un rol neutral, teniendo en cuenta la jerarquía de los
contratistas y subsidiarias mutuamente.
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Buscar puntos mínimos no solo de objetivos a
cumplir, sino estratégicos, que sean los que mantengan la unidad y la
discreción de esta relación.
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Los puntos más allá de este mínimo, que sean los
puntos no de conflicto, sino de opiniones diversas que sirvan de propuesta para
los conglomerados y consorcios mismos, siempre dentro de los objetivos y las
estrategias, teniendo en cuenta que las estrategias son definidas por los
socios de dividendos, y los objetivos son deliberados en términos logísticos
por los managers o CEO’s.
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La relación entre socios de dividendos que
establecen estrategias, y managers, deben institucionalizarse a un nivel donde
los distintos CEO’s de contratistas y subsidiarias, tengan un punto de
encuentro, ya no solo en la relación de cada grupo de socios y sus managers,
sino de la totalidad de managers involucrados desde distintos grupos de
interés.
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Por ejemplo: subsidiarias de call center que se
encargan de servicio al cliente de productos tan heterogéneos y disímiles como
patos de goma o misiles, y que puedan coordinarse con contratistas productores
de juguetes de patos de goma y al mismo tiempo, contratistas de producción
armamentista de misiles, los llevaría a tener una estrategia propia como
empresa de call center, con sus respectivos objetivos manageriales, y dicho
manager estrategias en plural que se intersectan con las de las demás. La
estrategia de la empresa de call canter, incluye objetivos a cumplir de parte
del resto de contratistas y subsidiras, y viceversa.
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Aquí entra la importancia de la diferencia entre
absorción y adquisición, entre greenfield (IED que empieza desde cero) e IED
(inversión extranjera directa que agrega a una inversión ya iniciada),
consorcio y conglomerado, e inversión intra-firmas y entre-firmas, la
integración vertical (siendo aquella que involucra diferentes sectores y ramas
dentro de un mismo proceso o encadenamiento: materias primas, manufactura,
industria, comercialización, venta y consumo de un producto X) y horizontal
(siendo aquella que invierte en la misma rama expandiendo el mismo tipo de
negocio: la producción de la materia prima Y exclusivamente, o la
comercialización exclusivamente de un solo tipo de producto o rama). ¿Porqué?
Porque entonces un nuevo tipo de deber estratégico y managerial, sería el
reproducir la misma deliberación entre socios y CEO’s-managers, pero a un grado
intermedio exterior de solo el consorcio, y expandir las estrategias de socios
de dividendos y objetivos manageriales o de CEO’s, como un middle ground o
punto medio de intersección con la imbricación de todos los contratistas y
subsidiarias vinculados ya no solo como socios de dividendos solamente, sino
por la productividad de cada empresa, medida ya sea por output por trabajador
(que incluye la medida t del tiempo, obviamente), o el output por hora, o el
output leontieviano mismo, pero nunca en
términos de volumen, sino de valor-agregado bruto o revenues.
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Este grado intermedio, es intermedio en sentido
estricto, precisamente para mantener del anverso mismo de esta interrelación,
que sería, el punto ya no común a los interesados y sus objetivos y
estrategias, pero tampoco un ámbito de conflictividad, de competencia mal sana,
o de ausencia de competencia y disrupción misma de ella, deberíamos decir, sino
un espacio de beligerancia tal y como la que existe entre socios de dividendos
y managers, tanto en términos de acciones y demás inversiones de portafolio o
adquisiciones y fusiones-absorciones, como de productividad tal cual.
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