La música, la imagen y el texto costarricense en los últimos 22 años
La imagen,
la música y el texto tuvieron un futuro prometedor especialmente en la segunda
década de los 10’s. Pero se encontró con un grave obstáculo: el problema es el sectarismo.
El problema es la ortodoxia. No de ninguna clase ni ideología, claramente; sino
de un sectarismo y una ortodoxia interna a todos y todas. No se necesitan
comunidades, no se necesitan escenas, no se necesitan ‘role models’ (ejemplos a
seguir), que fue lo que duramente se aprendió durante los 90’s justo la década
anterior de la que trata este texto. La imagen, la música y el texto pensamos
poder salir adelante a través de la construcción de dicha situación, pero
especialmente por el nietzscheanismo lavado, el cual no es responsabilidad solo
del contexto tico, sino internacional, la escena centroamericana vuelve a
fracasar trágicamente, y al mismo tiempo no hay fracaso alguno qué lamentar. Es
por esto que es un mercado inofensivo, precisamente. Son las personas más
sensibles del país las que han padecido esta tragedia que no es en ningún modo:
es simplemente el fracaso del long tail, el triunfo de la era digital
esterotipada, pero en una región tan pequeña, que los sectores más sensibles en
términos de imagen, música y texto, simplemente desearon su construcción
sobreestimando su propia condición. Centroamérica sigue sin tener un mercado
mexicano o suramericano. No es un problema psicológico ni de psicologismo (como
la mayoría de la tónica de la creación de la
imagen, música y texto costarricenses, precisamente…), sino un asunto de
renegación de sus propias condiciones de vida, de sus propias vidas cotidianas,
de tan siquiera preguntarse a sí mismos qué está sucediendo con sus vidas. Ya
no ni siquiera el ‘cómo’, sino tan siquiera, para empezar, el ‘qué’. Que nadie
nos diga que esto no es una resignación y una tragedia, un resentimiento y el
triunfo mismo del sectarismo y de la ortodoxia, disfrazado bajo el manto y la
máscara de no querer salir de esa situación. Por supuesto que paralelo al
liberalismo clásico y el libetarianismo, paralelo al aceleracionismo y paralelo
al anarquismo de mercado, no hay fuente ideológica que haya hundido más la
posibilidad de ese mercado, que el nietzscheanismo de Geoff White; es decir: no
solo los sujetos como responsables o tan siquiera, ni mucho menos, culpables de
absolutamente nada acerca de esta situación, sino condiciones concretas como el
hecho de transitar desde el CD hasta el computador. ¿Quién podía preverlo?
Absolutamente nadie, eveidenemente. Mucho menos estos sectores con una
sensibilidad propia, especialmente desde centros educativos con la posibilidad
misma de impulsar esas sensibilidades, en el contexto de un crecimiento
inusitado a inicios de la primera década del siglo XXI con la llegada de los
primeros call centers, sino con el inesperado retorno de una crisis (2008/9) que
ha golpeado brutalmente y noqueado casi de frente a este sector del país.
La curva
que atrapa todo el resto de desarrollos (liberales, libertarios,
aceleracionistas, y anarquistas) es como ven, la del nietzscheanismo. ¿Es
necesario escribirlo para poder tan siquiera verbalizarlo, pensarlo y meditarlo
sin necesidad de tomar ninguna decisión aún? Ni siquiera se trata de las
multinacionales y del hecho de no pasar música en español, cuando bien sabemos
los esfuerzos de los creadores de imagen, música y texto por ganarse espacios
también de radiodifusión (radiodifusión a la cual también atraviesa el mismo paso
de la era digital hacia esta otra era digital, desde el CD hacia la internet,
pero sin haberlo nunca formulado, mucho menos desde Costa Rica). Ni siquiera se
trata tampoco de Spotify, por decir algún ejemplo célebre, cuando bien sabemos
que ninguna de estas personas vive de su trabajo en la imagen, la música y el texto,
sino de empresas, trabajo de call center, o patrocinios en especie o no, del
estado o del sector privado por igual, a través de jornadas incluso más
extensas o similares a las de los maestros mismos (lo cual ya es una
exageración enorme: no hay nadie que trabaje 25 horas al día como los
maestros), y aún así existen menos de 900
personas que ganen tan siquiera 1 millón de dólares en la totalidad del
planeta a través de Spotify. Se trata de la forma en que nosotros hemos
afrontado nuestras condiciones, y lidiado con ellas. De un modo sectario y
ortodoxo, disfrazado de unión y heterodoxia; es decir, insisto, lo desarrollado
en Escribiendo desde mi lunch de call
center. Esto fue heredado de La fosforera que ya no existe y debemos dejar
en el pasado. Lo que existe es la herencia de ello. Lo que existe, es el
rebajamiento absoluto de esa posibilidad como mercado, por parte de sectores
insensibles, evidentemente, a los desarrollos culturales de este siglo, su
posibilidad de levantar la cabeza del país y la sociedad mismas; su posibilidad
de servir para enaltecer en lugar de idiotizar y embrutecer; la posibilidad
incluso de que en su arremetida desde afuera y desde adentro contra el país y
sus habitantes más talentosos, o incluso con aquellos que no tenemos ni
siquiera esos mismos recursos, pero nos hemos atrevido a tan siquiera realizar
imagen, música y texto, de ser ellos su propio ‘enemigo’. Una vez un pobre
diablo de esta situación heredada de los Hatillos me dijo: ¿contra quién?,
evidentemente era la respuesta consciente misma del sectarismo y la ortodoxia
que hemos heredado como subculturas, como “notas”, como “rides”, etc. Dio justo
en el nervio de los dientes de estos autoproclamados enemigos de sí mismos.
Recuérdenme, que yo no recuerdo. En sus pesadillas más alegres, y en sus sueños
mojados, el des-servicio que le han prestado al estado por poco menos de 40
años (mi edad), sino también a su patria, a su unión, a su familia, y a su
ausencia absoluta de cultura. ¿Estoy hablando del conservadurismo como
movimiento? Ya he dicho mil veces, hasta estar harto de decirlo, que no. No era ni siqueira el racismo
mexicano y suramericano contra los centroamericanos (que existe, sí, existe),
sino la moral y la ética atrofiada y onanista de un masturbador anónimo
costarricense y pura vida. Derramado como su semen están derramados los CD’s
perdidos, y mi trabajo intelectual. Pero en verdad que hay algo de cierto en no
necesitar estas utopías de imagen, música y texto. No hay necesidad de ídolos.
Entre el CD y la segunda era digital (como deberemos llamarle), y a pesar de
estos esfuerzos onanistas, la imagen, la música y el texto será tan indetenible
como una idea. Todas estas casas de
enseñanza, todas estas universidades, todas estas empresas multinacionales,
extranjeros o no, exiliados o no, migrantes o no de cualquiera de sus clases,
como somos originalmente los amerindios…
Tips:
- Colectivizarse. Agorismo.
- Ser todos absolutamente socios equitativos e iguales.
- Dividir el trabajo de cada colectivo de imagen, música y texto como un CEO que cumple y obedece lo que dicen los socios. En caso del CEO ser un socio más, entonces tener la posibilidad de proponer, pero siempre obedeciendo la decisión general de la totalidad de los socios.
- Esta esperanza inacabable mía, se puede realizar y operacionalizar mejor gracias a la segunda era digital misma, y el fin del escenario desastrozo de la hipótesis pesimista del MIT Media Lab, y organizar este mercado mismo, saltando desde la primera era digital, hacia la segunda, a través de los propios outlets digitales y de internet.
- Ninguno es centro. Todos son nodos. Todos son su propio no-centro. Topologías de redes: todos los nodos proveen solo recursos, nunca el 'qué' del 'cómo', ni el 'cómo' del 'qué', que tiene que ser decidido por los socios mismos y sus propias sensibilidades.
- Sin estética, sin deber ser, pero sí que con una idea. Todos los estilos son válidos, todos son ejecutables, indiscriminadamente. Todas las mociones son siempre aceptadas. No todas son aceptadas por la totalidad de los socios.
Comentarios
Publicar un comentario