Ideologías de nuevos tipos: libertarianismo y anarquismo de mercado

 


Liberalismo clásico y libertarianismo:

El liberalismo clásico ha sido atrayente precisamente por la necesidad histórica de replantear el debate entre libertades y derechos negativos y positivos, muy en el sentido de la distinción hecha por Strauss, pero que en ningún modo pertenece a su trabajo o a su propuesta; al contrario: es ahí donde está la lectura errada de las libertades y derechos negativos en particular. Es errada porque es tendencial hacia la justificación de la eliminación de libertades y derechos negativos, lo cual históricamente, desde su aparición hasta el ordoliberalismo, ha manchado las posibilidades mismas de los liberales y de las internacionales liberales del mundo, influenciándolas de tal modo, que refuerza un aspecto no-deseado por ningún liberal ni libertario no solo actual, sino de la totalidad de la historia del libertarianismo desde finales de los 60’s y principios de los 70’s, especialmente en los Estados Unidos, cuna de este desarrollo ideológico único par esa época (pero que como veremos más adelante, es este meollo y este evento histórico straussiano, el que ha añejado y puesto en duda el avance mismo del liberalismo y el libertarianismo). Esta es la semilla que ha puesto en duda incluso en Rand y Nozick tardíos, la solución para la propia discusición o debate alrededor de la NAP (entendida no solo como la carta oficial, sino como el principio mismo del libertarianismo). Déjenme repetirlo: el texto de Strauss contradice a Spencer. Contradice a Say. Contradice a Duyoner. Contradice a Comte. Contradice a Locke y contradice a Montesquieu. Es decir, es la semilla del estatismo por la que padece y padeció el capital político mismo del libertarianismo, en su apoyo a tendencias que renunciaran al principio, cuando menos, sino a la carta oficial misma, de la NAP. El ordoliberalismo, a través de desarrollos contemporáneos alrededor de Walras o Pareto, y a través de las nociones de equilibrio desarrolladas de modo preciso en oposición completa a Lucas (con excepción de la econometría en términos medios), pero no a Samuelson, pone en peligro la consecución de los objetivos mismos del ordoliberalismo, y su conversión en una ideología o en una tendencia al menos hacia el estatismo. Vemos los frutos del no-intervencionismo clásico del libertarianismo, pero todavía vemos tendencias hacia el apoyo de estatismos que se encarguen de controlar a dedo la economía de mercado misma desde el estado como un trust, o propuestas de minarquías sin constituciones y sin soberanía, que ponen en las manos de juristas y abogados el manejo de la totalidad de las variables macroeconómicas de toda la economía no solo pública sino privada también (tipos de cambio, monetarios, liquidez, fondos, etc), lo cual justo en el punto donde la economía puede servir de mediación en lugar de la política (Kurz), y justo en el punto donde maduran incluso las soluciones para no entrar en quiebra crónica, tal y como las señaladas por el galardón al Sr. Ben Bernanke, que tienen que ver con el descubrimiento de los bailouts como el evitamiento y el tanque de oxígeno mismo del mercado para que no entre en una quiebra desastrosa, lo ponen al borde de tirar todo el bebé afuera de la bañera en conjunto con el agua. Esto junto con algunos sectores individuales de la nueva derecha, clamando por ayuda y socorro frente a aquellos intelectuales particulares que llaman a la disolución del mercado capitalista como un todo, y volver literalmente a los feudos, ni siquiera digitales, ni siquiera tecnócratas, sino literalmente basados en economías de especie. No me refiero al esclavismo, ni nada tan terriblemente dramático. Me refiero literalmente a una ambición sin norte, sin estrategia, y llena de inadecuaciones trágicamente insolentes e ignorantes. Esto sucede en regiones de Europa donde los mismos sectores populistas han logrado éxitos reformistas, adoptando políticas que han logrado salvar a sus economías, o sectores populistas en los países principales de la Unión Europea o la actual Inglaterra, que ellas mismas claman por ayuda para no caer en estas posiciones, debido al atraso intelectual que representan estos individuos en particular. Estos llamados de parte de la nueva derecha misma, deben prestársele la atención y el entendimiento debido, debe prestársele oídos especialmente desde nuestro lugar en el mercado, donde los liberales y libertarios ticos están intentando alertar precisamente de lo mismo, sin ningún subterfugio, a través de su intento de revivir el liberalismo y sepultar la idea minárquica atrasada misma (no el principio minárquico per sé), que pondría en jaque a la totalidad de lo logrado por sus proyectos.

 

Anarquismo de mercado Von Mises/C4SS:

La única diferencia que tengo de opinión con respecto al anarquismo de mercado de Carson y Chartier (como los más visibles al menos aquí en Costa Rica), pero de todo su equipo, es la noción de los comunes. Esta noción creo se resuelve mejor con un mutualismo más radical aún que el agorismo: proudhounianismo generalizado. Acabamos de llegar a una conclusión científica que confirma la superioridad absoluta de Ricardo y el enfoque ricardiano en la comprensión del mercado mundial (aquí), además de su conjunción con el mercado capitalismo mismo, a través de la confirmación de una eficiencia y de un equilibrio quasi-paretiano, que sirve como esperanza misma para la solución buscada por este anarquismo de mercado proveniente del Instituto Von Mises y de C4SS, quienes no han hecho más que dialogar con la izquierda marxista misma (desde la época de los marxistas analíticos y demás que trabajaron también los principios de la NAP incluso para la eliminación de acuerdo a cada uno de sus proyectos de investigación, de los conflctos mismos producidos por la propiedad en general –tanto como propiedad pública como privada-), y que hoy vemos la luz a través de ese trabajo empírico, de una solución a la fragmentación, a la inversión arms-way multinacional, a los problemas de las cadenas de suplementos o de encadenamiento productivos del mundo, y más aún, de un mutualismo y una especie de forma de la acción (stock) y de la definición o carácter de socio comercial y multinacional, que incluiría a la totalidad de los ciudadanos como ciudadanos, sin la necesidades de los comunes (esto ya en mi opinión personal), ni del agorismo solamente, sino de un agorismo de ciudadanos mutualistas proudhonianos que puedan elegir agorísticamente, pero como socios de sus propios beneficios como inversión bruta restándole la inversión neta, solucionando incluso y corrigiendo con todos los puntos sobre las íes, la posición de los progresistas internacionales, de financiar la renta básica universal con dividendos. Estamos de acuerdo en que no se puede financiar con impuestos, tal y como los progresistas de izquierda marxistas, anarquistas o lo que sean, porque desestabilizaría completamente la macroeconomía y podría colapsar la renta básica universal misma; no solo en sentido insititucional y foucaultiano para nada (esto ya debe ser pasado de hoja, y se vuelve un un marco relativamente obsoleto),  sino por la financiación y la búsqueda de soluciones mismas desde el progresismo y desde cualquier otra tendencia independientemente de su orientación (incluso ética): significa que tampoco se puede financiar de los dividendos, porque se convertiría en otro impuesto, no en términos contables, sino incluso institucionalistas y foucaultianos mismos. La síntesis histórica de esta problemática, podría estar entonces, en la formación de esta nueva relación mutualista: el abandono de los comunes, y el abandono de la financiación de la renta básica universal a través de dividendos, sino el otorgamiento agorista de cada ciudadano o habitante, formal o informal, de la posibilidad de disfrutar del hecho de ser socio con sus propias acciones como socio de cualquier empresa o unidad productiva donde desee trabajar, cotizar y generar ganancias (tanto revenues como márgenes de ganancia, etc), y que a través de una especie de alocación parsoniana, disfrute de un tipo nuevo de stock mutualista, compartido de manera equitativa entre la empresa y el ciudadano económicamente activo de modo formal y no, y que no elimine, sino que comprenda, subsuma y contenga en sí mismo las acciones (stocks) de Rockefeller, y forma a través de la inversión bruta menos la inversión neta, o cualquier otra forma que no produzca nunca profit squeeze ni ponga en peligro la tasa y masa de ganancia misma de esas unidades en lo más mínimo, sin toyotismo (en el sentido del just-in-time), la financiación misma de la ‘renta básica universal’, que no tendría ya más ese nombre, sino que se convertiría en un ‘ingreso básico universal’ para todo ciudadano o habitante.

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